Ukiyo-e

¿Cómo podemos sobrevivir juntos en un mundo en el que las crisis se están volviendo crónicas? Mientras que en la actualidad el mundo se ve enfrentado a esta pregunta acuciante, Sidi Larbi Cherkaoui se inspira en el término japonés Ukiyo-e, que designa las “imágenes del mundo flotante”. Este concepto, que dio su nombre a un movimiento artístico surgido en el periodo Edo, se centra en cautivar el instante presente.
Esta coreografía “de la superación” se sitúa en una escenografía creada en colaboración con el escenógrafo Alexander Dodge, la cual se compone de una red de escaleras imposibles en las que las/os intérpretes se pierden. Estas estructuras laberínticas móviles –que pueden funcionar como puentes o también como obstáculos– evocan a la vez el ascenso y el abismo, y en esta secuencia de pasos, los cuerpos están llamados a unirse, a dialogar y a contaminarse entre sí.
Esta representación se acompaña de composiciones contemporáneas de Szymon Brzóska para trío de cuerdas y piano, así como de las creaciones rítmicas, electrónicas y de percusión de Alexandre Dai Castaing. El sonido se combina con las vibraciones de la voz del cantante de música clásica árabe, Mohamed El-Arabi Serghini. Estos mundos diversos que se dan cita en la obra Ukiyo-e confluyen en la búsqueda de reparación y trascendencia que propone el ballet.

“Los movimientos amplios de las bailarinas y bailarines vestidos de negro parecen trazos de tinta que dibujan figuras en movimiento en el espacio, desvaneciéndose y evolucionando sin parar. […] En Ukiyo-e también encontramos la potencia de lo colectivo, así como un intento por controlar la ingravidez. Al comienzo, los puentes japoneses son escaleras desde las que uno puede dejarse caer en un abandono total y a cuyos pies lo atraparán sus compañeras/os. Esta forma de desprendimiento que resulta tan bella de apreciar en un escenario, solo puede existir cuando se da una confianza absoluta entre las/os intérpretes”.
Amélie Bertrand, Danses avec la plume